No sé, me da la impresión que en mi otra vida fui princesa, porque ¡a como odio las labores domésticas! Y antes de que puedas lanzar una palabra de desaprobación, déjame decirte que sólo porque no me gusta limpiar, significa que no lo haga. Al contrario, precisamente porque me desesperan los cochineros, es que no puedo dejar de limpiar. Ni modo, en mi otra vida pude haber sido princesa, pero pues en esta me tocó solamente ser ama de casa. Tampoco ayuda que soy una distraída de lo peor, que la organización no es mi mejor cualidad, y que si no fuera porque mi paz mental en parte tiene que ver con una casa limpia, dejaría la casa “patas para arriba” (como dijera mi…