Si por mí fuera traería a mis hijas peinadas de la misma manera que lo hacía cuando eran más chiquitas: con múltiples colitas de caballo a manera de diadema en la cabeza, con dos colitas a los lados o con una trenza. O sea, les recogería el cabello más seguido por gusto más que por necesidad. Pero a ellas no les parece la idea, y la mayoría de las veces prefieren traer el pelo suelto. De vez en cuando aceptan uno que otro adorno en la cabeza, pero nada muy extravagante o que les moleste. El fin de semana de Pascua fué una de las excepciones, donde apenas se dejaron poner…