En un recipiente, combina el café con 3 cucharadas del ron o brandy.
Con cuidado, moja una por una la mitad de las galletas en la mezcla del café y ve colocando en un recipiente o refractario hasta cubrir todo el fondo. Ésta será tu primera capa de galletas. Reserva.
En otro recipiente, coloca las yemas y el azúcar y bate ligeramente. Lleva este recipiente y coloca sobre una olla con agua hirviendo a fuego bajo. Bate constantemente por alrededor de 8 a 1o minutos o hasta que el azúcar se disuelva. Asegúrate que el recipiente no toque el agua. Cuando se haya disuelto el azúcar, retira el recipiente de la olla y deja enfriar un poco.
En otro recipiente coloca el queso mascarpone y el resto del ron o brandy. Bate ligeramente para incorporar y que el queso se ponga cremoso.
Agrega la mezcla de las yemas al queso y sigue batiendo hasta que todo quede bien incorporado y cremoso.
En otro recipiente coloca la crema y bate por 3 minutos hasta que se formen picos.
Usando una espátula o palita, agrega la mitad de la crema batida al recipiente del queso. Mezcla con movimientos envolventes hasta integrar. Agrega el resto de la crema y sigue mezclando con cuidado hasta que todo se combine bien.
Vierte la mitad de la crema anterior sobre la primera capa de galletas. Usa una palita para distribuir bien y cubrir todos los huecos.
Moja el resto de las galletas y coloca encima de la crema. Cubriendo completamente (ésta será tu segunda capa de galletas).
Vierte el resto de la crema sobre las galletas y cubre muy bien. Tapa el recipiente con plástico auto adherible y refrigera por 7 horas o de preferencia toda la noche.
Retira el tiramisú del refrigerador, quita el plástico que lo cubre y espolvorea la cocoa en polvo justo antes de servir.
Parte y sirve.